Dos trampas comunes son decir: “después de todo, no estamos tan mal”. La otra es pensar: “es un gasto grande”. Por supuesto que hay que mensurar este punto; pero no es un gasto: es una inversión. Posiblemente la mejor decisión que puedes tomar. Rodearte de los mejores y pagarles bien. Será tu mayor activo. Esta resistencia a afrontar cambios, a temer lo desconocido, a invertir dinero en un intangible dudoso, (la capacitación), hace que muchos dueños y jefes se queden estancados en su antiguo modo de gestión, y sin querer, sean, los mayores responsables del deterioro de su empresa. No esperes a tener una infección en las muelas, para ir al dentista.El iniciar un proceso de capacitación que permita plantearnos horizontes nuevos, es a mi juicio un camino impostergable. Se puede realizar a través de un coaching personal, o un asesoramiento grupal conductivo. El objetivo es descubrir alternativas nuevas de trabajo, mejorar como personas y conductores, y prepararnos para ejercer un liderazgo útil y revitalizante. Los primeros en mostrar el camino de la auto-superación deben ser los jefes y los dueños. Para eso son líderes, para ir delante y dar el ejemplo.